El Poeta (Ángela No. V)
Meter al poeta en mi cama fue lo peor que me pudo pasar. Su mayor virtud era convertir el orgasmo en palabra y viceversa. Pero un buen día me ató a la cama de espaldas y me sorprendió con unas tenazas de cristal y arrancó cada una de las plumas de mis alitas quebradas. A medida que las iba arrancando las mojaba en tinta donde había mezclado los jugos de sus cien últimas amantes y escribía una palabra, una sola palabra. Cuando me tuvo desplumada, me soltó las amarras, me llevó en brazos hasta la ventana y me arrojó al vacío. En vano traté de batir las alas, sin plumas el vuelo era imposible. Caí al pavimento. Esa tarde fue mi último acto. Estuve tres días en la morgue judicial, venían médicos a ver el prodigio: sobre mi piel aparecieron las palabras del poeta. Mi castigo era no poder leerlas, sólo escuchaba algunos comentarios de los maravillados espectadores de mi cadáver literario. Al tercer día la escritura sobre mi cuerpo desapareció y desperté en la cama del poeta que me miró alucinado y me confesó que estaba escribiendo versos que se convertían en pesadillas de aquellos quienes alguna vez lo habían amado.
7 Comments:
Cuando yo sea grande, quiero ser como el poeta. Quiero escribir palabras capaces de provocar pesadillas.
Yo amo a Angela,la adoro
besos Mi Negra!
woow... que conste que no dice que el poeta disfrutara con ello
Igual y sí :P
Por eso los poetas se suicidan jóvenes...
Para no desplumar muchos ángeles con sus palabras.
¿habrá que desconfiar de los poetas?
que imágenes...
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