Regresó la pereza mental

El Ser Humano no es Tan Inteligente  

Hace muchos años, la gente también hacía del baño (¡cagaba pues!). Eso no fue un invento del siglo XX. Y la mierda siempre tuvo feo olor. Y siempre fue un problema saber qué hacer con ella. Entonces por ahí alguien dijo "¿Por qué no hacer un pozo, hacer adentro ( oh qué la…¡cagar pues!) y después taparlo?" Fue una idea bárbara. ¡Todos felices menos las moscas!. Pero después se empezaron a terminar los lugares donde pocear (no creo que exista ese verbo). Entonces hicieron pozos más hondos. Y así el hombre fue progresando  en esa idea que tendía a solucionar un problema de mierda. Hasta que tuvo la idea final, que prevaleció hasta nuestros días: un inodoro limpio y lisito, que apretando un botón manda lejos al bulto fecal. ¿A dónde? Mucho no importa. Al río. ¡En pleno siglo XXI, tiramos la mierda al río!

Si de veras hubiésemos hecho algo espectacular, podríamos haber invertido un poco de pensamientos y esfuerzos en hallar un proceso químico (que los hay a montones, como las pilas recargables, el tiner para diluir pintura, y mil etc. más) que disuelva la mierda o que la convierta... no sé... en coca cola.  Pero eso sí, nos quejamos de las antenas de las compañías de teléfonos celulares porque afectan con sus ondas a nuestros cerebros, y nunca nos planteamos qué efectos tienen los caños llenos de excrementos que irradian campos mierdosos sobre nuestros pensamientos.

Y seguimos así de tranquilos por este mundo que supimos conseguir.

Y no estoy enojada.