7.11.05

La maldición

No existe una sola manera de huir, no importará nunca si me meto en una caverna y tapo mis oídos para evitar que cualquier sonido se acerque a mí. No importa si me meto en un hueco y me echo tierra encima, porque no hay escapatoria. Alguna vez llegué a pensar que no había motivo de preocupación, que era lo que llaman un “one hit wonder”, concepto que garantizaba su rápida desaparición del universo. Entonces soportaba con paciencia que todo el mundo la cantara, la silbara, la tarareara y que sonara en tres o cuatro emisoras al mismo tiempo.
Yo caminaba muy tranquila por las calles de un pueblito a finales de agosto, aún oyéndola en cada cuadra, porque sabía que las leyes del consumo musical la destinarían a una rápida agonía y a sepultarla para siempre. No la volvería a escuchar en mi vida.

Un arranque de desesperación me sacó del país, pensando que iba a poder estar un tiempo tranquila,  exiliada pero con la certeza que -como los verdaderos exiliados- podría volver a mi patria querida y la paz reinaría. Pero no, esa cancioncita me perseguía incansablemente por el mundo, aún cuando para esa época no tenía video. Ahora me quedaba claro, ese video le garantizaría unos meses más de vida, lo que al tiempo le restaba duración a la mía. Sin embargo yo tenía fe y presentía que el tiempo transcurrido iba a significar un cambio importante en lo que la gente pensaba en oír (lo que fuera, menos eso, ya no más).

Al volver, pasaron más o menos tres días y la cancioncita no aparecía. Hasta que en una ocasión, caminando por la calle, casi segura que la maldición se había alejado, de un bocina puesta en la entrada de un bazar de artesanías en el centro, la voz maldita de éste colombiano infeliz trataba inútilmente de cantar, diciendo como parte de un ritual de invocación:

cama cama caman baby
te digo con disimulo
que tengo la camisa negra
y debajo tengo el difunto....

En ese momento vi una luz y la voz de mi abuelo me llamaba, mientras caía al suelo mirando en el cielo lo que tal vez serían las últimas imágenes que tendría del mundo que nosotros, mortales, conocemos. Al fondo, entre los llamados de mi abuelo, sonaba como música incidental, como requiem, como si hubiera sido mi último deseo:

hoy me sabe a pura
miércoles por la tarde y t ú que no llegas
ni siquiera muestras señas

Pero no. Para mi mala suerte estaba aún con vida. Y la maldita canción seguía sonando, yo la sentía, y tenía que estar viva porque es imposible que en el infierno Satán se permita tremendo atropello.

Nada que hacer. No hay escapatoria, eterna maldición creada por un bastardo, por un amante de la mierda, por un tipejo que decidió que como objetivo principal de vida iba a destruir al mundo con su música.
De cualquier manera, las gracias de Juanes quedarán en mi memoria, aparecerán por siempre y me torturaran hasta que la eternidad termine, porque la maldición de la camisa negra será eterna, infame e indestructible.
Ya por lo menos acabó con mi vida.

8 Comments:

Blogger Claude Sandbed said...

no Negra, no acabó con tu vida, solo te la hizo un poco mas amagra... y si te la imaginas como :"tengo una camisa, Negra..."
tal vez puedas fantasear que te la está platicando sólo a tí...

noviembre 07, 2005 10:44 p.m.  
Blogger Claude Sandbed said...

perdon, no fue amagra, fue amarga...

noviembre 07, 2005 10:45 p.m.  
Blogger Lenore said...

jajajaja...me quedo con la maldicion de Lola Beltran (a las 3:00am)

noviembre 08, 2005 12:44 a.m.  
Blogger Loocila said...

a mi me pasa exactamente lo mismo con una tal gasolina.

noviembre 08, 2005 7:03 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Te extraño mucho mi Negrita.
TQM.

noviembre 08, 2005 7:41 a.m.  
Blogger David Temper said...

Practica budismo y podrás aguantar hasta un bastón de ganado aplicado en las encías...

(a mi me pasó algo similar con el aserejé)

noviembre 08, 2005 8:09 a.m.  
Blogger Gade Herrera said...

Me pasa lo mismo con los Cumbia Kings... los odio... más su p&%*~" canción de Chiquilla...

Música de mierda...

Saludos.

noviembre 08, 2005 4:49 p.m.  
Blogger ppon said...

" ... y debajo tengo el difunto.. pa enterrartelo cuando quieras chiquita.." tan corriente y todas las mocosas lo traen en los labios.

noviembre 11, 2005 9:17 a.m.  

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