Angela No. I
Me abrazó, me pidió perdón, me dijo que no volvería a hacer algo así, pero que ya era tiempo de que termináramos esta historia absurda. Le dije que sí, tratando de contener las lágrimas. No me quedaba otra alternativa que aceptarlo, la evidencia de nuestra mutua destrucción estaba a la vista. Había restos de mis alas y sus garras, por toda la casa. Pero como siempre, quedaba tiempo para un momento más de pasión. Cuando me incliné sobre su pubis sintió que mis lágrimas resbalaban entre su vello, me apartó la cabeza y me volvió a abrazar con la misma ternura de aquella primera vez que hablamos bajo la lluvia, en plena calle, enseguida las bestias se reconocieron instantáneamente e hicieron el resto del trabajo. Mientras nos arremetíamos como gladiadores yo agitaba mis alas quebradas con tremendo esfuerzo y poco a poco comenzamos a elevarnos, cuando estuvimos a varios cientos de metros de la tierra, hice un giro brusco con mis caderas, él perdió el equilibrio y cayó. Desde entonces no he vuelto a saber de él. Las alas me duelen, y cuando recuerdo su caída, su grito maldiciéndome y su último gesto de horror, el dolor se vuelve insoportable.
5 Comments:
simplemente, woooow...
Bien.
que se puede hacer en estos casos?... solo queda pedir perdon (si tienes el valor) y esperar a que no haya represalias... o fingir que nada pasó y seguir con la vida como sin nada...
JOSUE: No puedo ver tu blog!
JOAKO: Ya estoy aqui!
JAC: Pedir perdón?! Y yo por qué?!!
CLAUDE: Simplemente, hola!
me gusta cora, me gusta esto, tus palabras.
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